miércoles, 13 de mayo de 2009

Diario de un Seductor.(Parte4)

Su alma no persigue vagas emociones de amor, ni se pierde en ellas, esas emociones que impiden a muchas jovencitas conseguir amar, diremos, con determinación, energía, rendición. En su conciencia éstas tienen una vaga imagen nebulosa, que tendría que ser el ideal con el que se mide el verdadero objeto del amor. Entre estos espíritus simples hay alguno al que se podría uno acercar sólo para vivir cristianamente la vida. Ahora, una vez que en su alma se despierte el amor, yo entro y lo separo de las otras voces de amor que hay en ella. Me entero de qué forma ha tomado en ella y me adecúo a la misma; y mientras estoy preocupado por esto, se extinguirá el amor en su corazón, y así aparentemente yo, de la forma más engañosa, me habré separado de ella: Una jovencita, después de todo, ama sólo una vez.

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