miércoles, 13 de mayo de 2009

Diario de un Seductor (Parte6)

Si no se entiende que se debe hacer un Absoluto del Amor, en relación con el cual debe desaparecer el resto, no habría que comprometerse a amar, aunque uno se case diez veces. Si tengo una tía que se llama Mariana, un tío que se llama Cristóbal, un padre mayor, etcétera, etcétera, todo esto no tiene nada que ver con los misterios del amor. Hasta nuestra vida pasada no cuenta nada. Y una joven, sobre el particular, no tiene mucho que decir; en caso contrario, vale la pena escucharla, no amarla. Yo personalmente no busco historias, ya tengo bastantes, busco lo inmediato. Es ley eterna del amor que las criaturas nacen la una para la otra sólo en el primer instante de amor.Es necesario inspirarle algo de confianza, o mejor, alejarle las dudas. En realidad, no pertenezco al grupo de amantes que se aman por estima recíproca, se casan por estima recíproca, tienen hijos por estima recíproca; pero sé muy bien que el amor, sobre todo hasta que no se suscita la pasión, exige en el que es objeto del mismo que no empuje la estética contra la moral. En este sentido el amor tiene su dialéctica. 

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