jueves, 13 de agosto de 2009

Ser o no ser, he aquí la cuestión. ¿Cual es mas digna acción del ánimo: sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta u oponer los brazos a este torrente de calamidades y darles fin con atrevida resistencia? Morir es dormir. ¿No más? ¿Y por un sueño, diremos, las aflicciones se acabaron y los dolores sin número, patrimonio de nuestra débil naturaleza? Este es un termino que deberíamos solicitar sin ansía. Morir es dormir.. y tal vez soñar. Sí, y ver aquí el grande obstáculo; porque el considerar que sueños podrán ocurrir en el silencio del sepulcro, cuando hayamos abandonado este despojo mortal, es razón harto poderosa para detenernos. Esta es la consideración que hace nuestra infelicidad tan larga. ¿Quién, si esto no fuese, aguantaría la lentitud de los tribunales, la insolencia de los empleados, las tropelías que recibe pacifico el mérito, de los hombres mas indignos, las angustias de un mal pagado amor, las injurias & quebrantos de la edad, la violencia de los tiranos el desprecio de los soberbios, cuando el que esto sufre pudiera procurar su quietud con solo un puñal?¿Quien podría tolerar opresión, sudando, gimiendo bajo el peso de una vida molesta, si no fuese que el temor que existe alguna cosa mas allá que la muerte, aquel país desconocido, de cuyos limites ningún caminante toma, nos embaraza en dudas & nos hace sufrir los males que nos cercan antes que ir a buscar otros de que no tenemos conocimiento seguro? Esta previsión nos hace a todos cobardes: así la natural tintura del valor se debilita con los barnices pálidos de la prudencia; las empresas de mayor importancia por esta sola consideracion mudan camino, no se ejecutan & se reducen a designios vanos.
Pero...
Espero que mis defectos no serán olvidados.

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